Me habla un niño que empezó a morir

Me habla un niño que empezó a morir,
me habla un amor en un hueco oscuro,
que atesora la luz de sus ojos…
Ya no quiere ver hoy
para poder ver para siempre.
Me habla, y tiene miedo de hablarme
¿Y si yo soy la verdad y el es un sueño
que quiere seguir soñando,
un sueño encerrado en otro sueño?
¿Y si yo soy un leño verde
en que el fuego de sus ojos va a tenderse
como un cuerpo desnudo en la nieve?
Acaso soy yo una forma que ha tomado la oscuridad
para abrirle los ojos ¿Qué sabe él?
Tiene la primera espada de su vida en las manos
y apenas tiene once o doce años.
Me dice que por vez primera vio
que lo seguían sus propias huellas.
Yo, yo ya no recuerdo lo que era sentir
el calor de mi propio cuerpo
mientras miraba mi sombra fría.
Él está enterrado en la huella más profunda
que dejó en el pequeño mundo de sus pasos
¿Qué sé yo?
¿Qué sabemos entre los dos
que no nos mate a los dos de miedo?
Recuerdo, recuerdo que tenía once o doce años
y que dejé caer una larga sombra
de tantos otros, escamados de días,
una sombra que se curvó y retorció
como una serpiente herida;
pero no, no conozco la oscuridad
como ese que fui.
No comprendo la sombra
que en el lienzo del suelo
me habla cada día.
Me habla del sol, eso lo sé,
pero qué triste, qué triste…
El sol me quemó los ojos.


Sebastián Acosta y Lara

Censuran a Derrida y Heidegger



Los sitio jacquesderrida.com.ar y heideggeriana.com.ar fueron cerrados y su fundador, Horacio Potel, enfrenta un juicio que puede llevarlo a prisión, por parte de La Cámara Argentina del Libro.

Martin Heidegger y Jaques Derrida son, salvando la distancia entre ellos, autores relevantes de la filosofía, parte constituyente de lo que podríamos llamar la textura del pensamiento contemporáneo. Cualquiera que los haya leído probablemente reconocerá la importancia de estos autores, en este sentido: pensar ciertos problemas sin conocerlos es querer inventar la pólvora, independientemente de los puntos que se tengan a favor o en contra de sus obras. Como ustedes saben, este blog boga porque cada uno invente la pólvora, pero para hacer explosivos como los de estos filósofos, la mayoría de mortales no tenemos la capacidad ni el tiempo.

Los sitios de Potel contenían una concienzuda selección de textos de los autores y sobre ellos, con ediciones únicas o raras en castellano. La calidad del contenido y su disposición era equiparable al de otro de los sitios de Potel: Nietzsche en castellano. No podemos sino quererlo, es decir, desearle libertad como a nosotros mismos.

La primera protesta contra los sitios fue el grosero acto de una editorial francesa, en desmedro de centenas de miles de lectores que consultaban el material periódicamente. La acusación judicial, en un mundo donde en efecto la economía sobrepasa la jurisprudencia, equivale a anteponer el interés específico de una empresa al de la educación y el pensamiento mismo. La propiedad intelectual y sus facilidades no son suficiente excusa para alimentar la ignorancia, en especial tratándose de autores que en ningún caso habrían respaldado la imbécil demanda sino, con Platón, la mayor difusión posible del saber.

Censurar los análisis sobre la ideología y el poder, aún indirectamente, entorpece el desarrollo de un juicio que, por su parte, procura devolvernos a la acción positiva y la constitución conciente de nuestro entorno. En tiempos en que la inercia y el azar del sistema tienden a arrastrar el devenir social con independencia de criterios humanos, políticos, conceptuales, ese entorpecimiento es nefasto.

Hay que suspender el imperio de la productividad para algo más que sutituírlo por la hegemonía del capricho.

Para leer una investigación más extensa del caso, de CopySouth:

http://www.kent.ac.uk/law/copysouth/es/horacio_potel_es.htm


Ceronocero